Tenía veintiocho y nunca nunca la ponía su problema s**ual crecía día a día hasta que un día no pudo más la leche hervía, que hervía. Se compró un sobretodo largo hasta los tobillos y sin ropa interior se fue a caminar por Caballito a buscar una mujer que saciara su placer. Antes de la madrugada se paró en una esquina a esperar que apareciera una linda palomita cuando de repente vio a una morocha cautivante que se acercaba a las garras del inesperado amante. La arrinconó contra la pared, le levantó la minifalda le rompió la medibacha y empezó a manosearla él no había tenido antes tal terrible sentimiento. Pero los gritos de la guanaca se escucharon hasta el cielo, él se puso tan nervioso que no encontraba el agujero, cuando se quiso acordar se vió rodeado de patrulleros. Y ese fue el fin de su suerte, lo llevaron detenido no fornicó dejó fornicar y encima lo fornicieron cuando le dieron la bienvenida los muchachos de TEDEBO.