Mi carta te ha dicho
qe no vuelvas nunca,
mi voz se ha quebrado
al gritártelo.
Mi carta te ha dicho,
que te odio tanto,
que te has ensañado
con mi dignidad.
Pero esto que escuchas, con toda tu alma,
como yo lo siento,
es rabia, es lamento, que quizá me calle
por ser la verdad.
Quizá muy profundo, de tu pensamiento,
tú que me has querido,
sepas que aún herido este amor que siento
nunca morirá.
Estoy de rodillas, mirando esa puerta
que aprendió tu paso.
Y esa almohada nuestra, que de llanto y besos
supimos mojar.
Me mienten las horas, diciendo que vuelves
a mi soledad.
Donde esté tu carne y tu alma que sepan,
que no puedo más.