Mi carta te ha dicho qe no vuelvas nunca, mi voz se ha quebrado al gritártelo. Mi carta te ha dicho, que te odio tanto, que te has ensañado con mi dignidad. Pero esto que escuchas, con toda tu alma, como yo lo siento, es rabia, es lamento, que quizá me calle por ser la verdad. Quizá muy profundo, de tu pensamiento, tú que me has querido, sepas que aún herido este amor que siento nunca morirá. Estoy de rodillas, mirando esa puerta que aprendió tu paso. Y esa almohada nuestra, que de llanto y besos supimos mojar. Me mienten las horas, diciendo que vuelves a mi soledad. Donde esté tu carne y tu alma que sepan, que no puedo más.