Desde el desván
rodando van bajando las canicas,
brincando escalón por escalón
sin ton ni son,
saltando libres y locas.
Allá se van
sin nadie que pudiera perseguirlas,
huyendo por el gusto de correr
y de jugar
con sus rebotes de cristal.
Por la escalera tutiplén
van las canicas en tropel.
10, y 20, y 30 y 40 y más de cien.
Al escapar
se fueron cuesta abajo las canicas,
formando un torrente de bolitas
saltarinas
en alegre libertad.
Desde el desván
rodando van bajando las canicas,
brincando escalón por escalón
sin ton ni son,
saltando libres y locas.
Allá se van
sin nadie que pudiera perseguirlas,
huyendo por el gusto de correr
y de jugar
con sus rebotes de cristal.