Desde el desván rodando van bajando las canicas, brincando escalón por escalón sin ton ni son, saltando libres y locas. Allá se van sin nadie que pudiera perseguirlas, huyendo por el gusto de correr y de jugar con sus rebotes de cristal. Por la escalera tutiplén van las canicas en tropel. 10, y 20, y 30 y 40 y más de cien. Al escapar se fueron cuesta abajo las canicas, formando un torrente de bolitas saltarinas en alegre libertad. Desde el desván rodando van bajando las canicas, brincando escalón por escalón sin ton ni son, saltando libres y locas. Allá se van sin nadie que pudiera perseguirlas, huyendo por el gusto de correr y de jugar con sus rebotes de cristal.