Los pibes se portan bien,
nunca se portaron mal,
paraban siempre en la esquina
del barrio del Calamar.
Vecinos que no entendían
lo que la “lleca” te da,
lunfardo y sabiduría,
folclore de la ciudad.
Y así, y así, y así
pasó la infancia que fue
el aprender a vivir,
y de mucho conocer.
Y así, y así, y así, y así
nos volvemos a encontrar,
somos los mismos de siempre
con ganas de festejar.
Cuando pasaba una mina
se podía piropear,
siempre uno se zarpaba,
nos hacía quedar mal.
Había algunos pesados
que les gustaba bardear,
otros fumábamos juntos
la pipita de la paz.
Y así...
Y así, y así, y así, y así
nos volvemos a encontrar,
somos los mismos de siempre
con ganas de festejar.
Los pibes se portan bien,
nunca se portaron mal,
paraban siempre en la esquina
del barrio del Calamar.
Los meses en la vereda,
chamuyo para ganar,
hay que ir buscando parejas
murgueras pa´ festejar.
Y así, y así, y así
pasó la infancia que fue
el aprender a vivir,
y de mucho conocer.
Y así, y así, y así, y así
nos volvemos a encontrar,
gordos, pelados y viejos,
con ganas de festejar.
Los pibes se portan bien,
los pibes se portan bien.
Nunca se portaron mal,
nunca se portaron mal.
Los pibes se portan bien,
los pibes se portan bien.
Murgueras pa´ desfilar,
murgueras pa´ desfilar.
La barra está en la esquina,
la luna está divina.
Pasar la noche en vela,
cantando en la vereda.