Los pibes se portan bien, nunca se portaron mal, paraban siempre en la esquina del barrio del Calamar. Vecinos que no entendían lo que la “lleca” te da, lunfardo y sabiduría, folclore de la ciudad. Y así, y así, y así pasó la infancia que fue el aprender a vivir, y de mucho conocer. Y así, y así, y así, y así nos volvemos a encontrar, somos los mismos de siempre con ganas de festejar. Cuando pasaba una mina se podía piropear, siempre uno se zarpaba, nos hacía quedar mal. Había algunos pesados que les gustaba bardear, otros fumábamos juntos la pipita de la paz. Y así... Y así, y así, y así, y así nos volvemos a encontrar, somos los mismos de siempre con ganas de festejar. Los pibes se portan bien, nunca se portaron mal, paraban siempre en la esquina del barrio del Calamar. Los meses en la vereda, chamuyo para ganar, hay que ir buscando parejas murgueras pa´ festejar. Y así, y así, y así pasó la infancia que fue el aprender a vivir, y de mucho conocer. Y así, y así, y así, y así nos volvemos a encontrar, gordos, pelados y viejos, con ganas de festejar. Los pibes se portan bien, los pibes se portan bien. Nunca se portaron mal, nunca se portaron mal. Los pibes se portan bien, los pibes se portan bien. Murgueras pa´ desfilar, murgueras pa´ desfilar. La barra está en la esquina, la luna está divina. Pasar la noche en vela, cantando en la vereda.