¿Quién es el duende del alud,
de la esperanza,
de la virtud
y la alabanza?
¿Quién es el duende de la edad
que se declara,
de la orfandad
de mi agua clara?
¿Quién es el duende del brocal
de mi alma oscura,
del reverso y la cal
de mi estructura?
¿Quién es el duende en la quietud
de mi lamento
y de la plenitud
del firmamento?
¿Quién es el duende del amor
que reaparece
y luego del temor
que se padece?
¿Quién es el duende y el tabú
de mi asidero?
¿Quién sino tú
y el aguacero?