¿Quién es el duende del alud, de la esperanza, de la virtud y la alabanza? ¿Quién es el duende de la edad que se declara, de la orfandad de mi agua clara? ¿Quién es el duende del brocal de mi alma oscura, del reverso y la cal de mi estructura? ¿Quién es el duende en la quietud de mi lamento y de la plenitud del firmamento? ¿Quién es el duende del amor que reaparece y luego del temor que se padece? ¿Quién es el duende y el tabú de mi asidero? ¿Quién sino tú y el aguacero?