Confíame el secreto de tus ojos,
En el claro esplendor de una mirada.
El paisaje profundo y los contornos,
De los campos dorados de tu alma.
Confíame el secreto, ¿dónde guardas
Tus alondras cautivas, las campanas
Que vuelan argentinas y gallardas
Cuando rondas silente mi ventana?.
Indago con mis manos peregrinas
Tu blanca geografía enamorada,
Y el agua de mi fuente, cantarina,
Se derrama en caricias, se derrama.
De pronto y a la luz crepusculina
Tus ganas y mis ganas liberadas
De amarras, de temores y sordinas
Galopan como potras desbocadas.
Confíame secretos infinitos,
Los instantes precisos en que cedes
Al misterio total, al exquisito,
Voluptuoso placer de los placeres.
Confíame secretos que no sepan
Ni la calle, ni el aire ni la nada,
Bajito, dímelos, para que quepan
En las breves esferas de mi alma.
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J. C. M. P.