Quien quiera beber conmigo
tiene una copa en mi mesa,
compartirá mi alegría,
pero también mi tristeza.
La alegría de los hombres
que no abandonan su barca,
aunque no abunde la pesca
y aunque la mar esté brava.
La tristeza por aquellos
que al primer trueno se espantan
y que recogen sus redes
por una nube que pasa.
La alegría del que quiere
ser cabeza de manada,
aunque abrir senda es más duro
que andar por senda marcada.
Y la tristeza por esos
que se conforman y callan
aunque les pongan al cuello
un collar y una campana.
La alegría del que tiene
un solo amor y le alcanza,
a quien entrega desnuda
la posesión de su alma.
La tristeza por los otros
que siempre cambian de cama,
creyendo llenar su vida
consiguen sólo vaciarla.
Quien quiera beber conmigo
tiene una copa en mi mesa,
compartirá mi alegría,
pero también mi tristeza.