Quien quiera beber conmigo tiene una copa en mi mesa, compartirá mi alegría, pero también mi tristeza. La alegría de los hombres que no abandonan su barca, aunque no abunde la pesca y aunque la mar esté brava. La tristeza por aquellos que al primer trueno se espantan y que recogen sus redes por una nube que pasa. La alegría del que quiere ser cabeza de manada, aunque abrir senda es más duro que andar por senda marcada. Y la tristeza por esos que se conforman y callan aunque les pongan al cuello un collar y una campana. La alegría del que tiene un solo amor y le alcanza, a quien entrega desnuda la posesión de su alma. La tristeza por los otros que siempre cambian de cama, creyendo llenar su vida consiguen sólo vaciarla. Quien quiera beber conmigo tiene una copa en mi mesa, compartirá mi alegría, pero también mi tristeza.