La vida llega,
se va la vida,
como una rueda
gira que gira.
Distribuyendo la fecundidad,
la desventura y la felicidad
inagotable de su manantial...
la vida.
Llega de pronto y entra sin llamar;
cuando se va, no dice a dónde va.
Es la frontera de la eternidad...
la vida.
Me gusta el aire
de la mañana
cuando se asoma
por la ventana
y me recuerda cada amanecer,
que sigo vivo, tanto o más que ayer,
que tengo todo el mundo por tener...
la vida.
Y que las cosas a mi alrededor
son consecuencia de lo que yo soy,
que a cada quien le paga su valor...
la vida.
Me crecen alas
cuando mi mano,
tibia y amante
toma su mano
y ya no tengo miedo de volar,
ni ligaduras para liberar
por su ternura y su forma de dar...
la vida.
Y me resisto entonces a creer
que entre mis manos pueda yo tener
en una forma breve de mujer...
la vida.
Conservo el alma
llena de grillos.
¡Tengo canicas
en los bolsillos!
Y no las cambio por la libertad,
enmascarada de solemnidad
con que el poder pretende controlar...
la vida.
No somos libres más que por amor.
Libres y eternos más que por amor,
no vale nada si no es por amor...
la vida.