La vida llega, se va la vida, como una rueda gira que gira. Distribuyendo la fecundidad, la desventura y la felicidad inagotable de su manantial... la vida. Llega de pronto y entra sin llamar; cuando se va, no dice a dónde va. Es la frontera de la eternidad... la vida. Me gusta el aire de la mañana cuando se asoma por la ventana y me recuerda cada amanecer, que sigo vivo, tanto o más que ayer, que tengo todo el mundo por tener... la vida. Y que las cosas a mi alrededor son consecuencia de lo que yo soy, que a cada quien le paga su valor... la vida. Me crecen alas cuando mi mano, tibia y amante toma su mano y ya no tengo miedo de volar, ni ligaduras para liberar por su ternura y su forma de dar... la vida. Y me resisto entonces a creer que entre mis manos pueda yo tener en una forma breve de mujer... la vida. Conservo el alma llena de grillos. ¡Tengo canicas en los bolsillos! Y no las cambio por la libertad, enmascarada de solemnidad con que el poder pretende controlar... la vida. No somos libres más que por amor. Libres y eternos más que por amor, no vale nada si no es por amor... la vida.