Vicente Fernandez - Souloquio De Un Toro Viejo lyrics

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Vicente Fernandez - Souloquio De Un Toro Viejo lyrics

Soy un toro destacado que vive solo, apartado en una cañada en el fondo, amogotado en lo ondo de escondida encrucijada. Ya no significo nada me aparto de mis rediles, se han tornado mis abriles en un riguroso invierno. Ya no mujo, ya no cuerno ya se me agotó el coraje medroso voy al aguaje acobardado, menos como. Ya no me echo arcilla al lomo rascándola de la tierra, bramando y pidiendo guerra y rabiando de fatiga, untándome de buñiga todita la palomilla ya no vale ni cuartilla aquél que fuera ejemplar aquí, y en cualquier lugar. Yo varias plazas cubrí a mil jinetes tumbé. Con la capa acometí y con la pica topé. Varias reatas reventé de las trancas me burlé los lienzos no respeté y a donde quiera que fuí muy buena fama senté. La vaca que galanteara para ponerla en calor no hubo otro toro mejor que disputármela osara. Por tener grueso el morrillo y mis cuernos tan puntales los vacunos sementales me declararon Caudillo. Mis amos me presumían los vaqueros me temían quienes mi fama admiraron en corridos lo cantaron. Nadie me trataba mal pasé de ser buen semental produje apreciables crías, y el que pasara sus días tan arrogante y ladino de pelo brillante y fino tan altivo, infatigable esgrimiendo siempre el sable con destreza y con valor como el mejor gladiador, ahora se espanta si ladra un perro. Me reta cualquier becerro y a ese reto rehuyo ya se acabó mi orgullo perdí aquella vanidad que nunca fué necedad y a fuerza de hacer alarde cuando allá de tarde en tarde siento que el cuerpo me pide poner una vaca en gesta la requiero y me detesta y con desdén me despide, sintiéndose hasta molesta. El tiempo inexorable no da vigor perdurable. Mis astas se resecaron mis pitones se astillaron aunque en rico pasto agosto cada día soy más angosto inútil, menos pesado ya me siento muy cansado y con dificultad camino más clama mi destino, un detalle siempre grato; ver pendiente mi retrato y con gran satisfacción en mi generación de tal placer no me privo es mi único lenitivo con satisfacción lo digo y por ello, a Dios bendigo. Cuando apartan las vaquillas blancas, pintas, aguilillas propias para el apareo tan robustas y coquetas melancólico las veo, y me relamo las jetas en ellas mis ojos fijo admitiendo en mis secretos que las fecunden mis hijos, mientras que crecen mis nietos. Ahora en tiempos fríos recorriendo los vaqueros toditos los criaderos, a unos compañeros míos cortaron de sus vacadas condujeron al corral allí dijo el caporal: que por tanto haber vivido no cumplen su cometido, procedamos a castrarlos, a la engorda incorporarlos, y antes de los fríos de enero, mandarlos al matadero. Y con ellos me acotejo soy de su edad, o más viejo de escapar no encuentro medio y no tengo mas remedio que correr la misma suerte “castración, engorda y muerte”. Por ello es que escabullido, vivo solo, apartado, metido en una cañada en el fondo amogotado en lo hondo de escondida encrucijada cortado de mi vacada y pidiendo al Supremo Ser ya que eterno no he de ser no permita que me humillen, a mí, que no me anovillen aunque vaya al matadero yo prefiero en mis mogotes ser pasto de zopilotes pero sí, morir entero. Es mi caso y con prudencia, juzgo con resignación mala la comparación, pero poca, muy poca la diferencia.