Tito Fernández - Para Aquel Niño Que Fui lyrics

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Tito Fernández - Para Aquel Niño Que Fui lyrics

El niño estaba solo, el niño bajaba por las escaleras del tiempo, con las manos vacías, con las palmas al suelo. El niño detuvo su huella cerca de la cima, el niño quería tener las manos llenas, se sentó en la tierra y quitó el viento de sus ojos. Y entonces miró, con una mirada, larga, que llegó hasta allá, allá lejos, allá lejos donde había un pueblo, un pueblo que era un puerto. Y vio casitas y chozas pequeñas como cajitas, y vio barquitos y botes pequeños como juguetes, y vio hombres y mujeres pequeñitos como enanos, y vio árboles, perros, penas llantos diminutos y carcajadas pequeñas. El niño cerró los ojos, el viento entreabrió sus pestañas y estiró el brazo, estiró el brazo allá, allá lejos, y la mano volvió. Entre sus dedos, una casita de barro que depositó a sus pies. De nuevo el viento jugueteó con sus ojos y miró la casita. Estaba asombrado. Entonces pensó. "Y si yo pudiera tenerlo en mis manos" el puerto, el pueblo, todo en mis manos, y sus manos que miraban al suelo se dieron vueltas y se llenaron de sol, y hubo un brillo de llanto que latió con el viento y en su sonrisa floreció una estrella. Y la mano del niño fue allá, allá lejos, y en cada largo viaje sus dedos trajeron algo, una casa y otra casa, y otra más, un barco y otro, un botecito y otro más. Trajo cien flores del prado y a la niña de rojo, y también la de azul, y trajo aquella con los ojos de pena. También un hombre taciturno, y al hombre del barco y otro y otro más. Y trajo mil risas de niños y también llantos, y llegaron los árboles, los pájaros y más, mucho más. También trajo una gota de sal y otra de agua y otra y otra más. Y así trajo el mar. El viento contemplaba inmóvil, el niño se estremeció, a sus pies estaba él, el puerto, el pueblo, su puerto, su pueblo. Se arrodilló y el sol tejió, con luces, entre su pelo. El niño estaba sentado y el pueblo, el puerto sobre sus manos. Sobre sus palmas llenas de luz. Y de nuevo el viento hizo latir su lágrima y de nuevo la estrella floreció en su sonrisa.