En el jardín de la noche hay una rosa, luminosa, que me mira fijamente a los ojos, parpadea y me quiere decir cosas, tantas cosas que no sé, que no sé. Y es cuando alargo los brazos para llevarle mis manos tan abiertas que casi me siento llegar con el pie. Pero yo, quiero ser de noche el dueño de los ojos, de la altura, y he de fundir la montura para galopar mi sueño. Volaré, tengo que domar el fuego para cabalgar seguro en la bestia de futuro que me lleve a donde quiero. En el jardín de la noche hay una rosa, luminosa, que me mira fijamente a los ojos, parpadea y me quiere decir cosas, tantas cosas que no sé, que no sé. Y es cuando alargo los brazos para llevarle mis manos tan abiertas que casi me siento llegar... Volaré, volaré al jardín del cielo, en un pájaro violento, en un corredor del viento, en un caballo de fuego. Volaré, quiero ser de noche el dueño de los ojos de la altura y he de fundir la montura para galopar mi sueño.