En el negro hay un azul, y en el azul un opaco, Dentro él llora, como un niño alejado de unos brazos, su castigo. Solo, mucho se le iba, y en muy poco creía; su silencio y soledad por debajo sostenían una nostalgia, esperanzas sin chofer saliéndose de su vía. Cuando a veces, se pregunta, "¿qué te pasa, tierra mía?", el espejo de su cuarto le contesta; "por si no te has dado cuenta, si la vida te funciona mal, sin tu ayuda no se arregla". Llega una nueva luz, la respuesta es caracol. Y el espejo le aconseja que debe tratar al tiempo como al alma de una flor; que debe abrazar al tiempo como al alma de una flor. Y la vida se le iba sin respuestas, herida, por la soledad de ayer que debajo sostenía a una nostalgia, y a un destino sin chofer saliéndose de sus días. Y se sigue preguntando. "¿qué te pasa, tierra mía?" y el espejo de su cuarto le contesta; "por si no te has dado cuenta, si las cosas no te marchan bien sin tu ayuda no se arreglan".