Arauco te ha encontrado y te ha encendido Oscura llamarada, blasón moderno, general del monte Tu caballo seguido y acosado se revuelve aún Ha sido visto bajo un hosco pellín o un roble arisco General aguerrido Qué recuerdos nos dejas con tu lanza Qué sino tu ceño pensativo Tus ojos cavilantes Y la nube de polvo que te envuelve Una tarde de junio o de diciembre Dónde, claro capitán Has aprendido la prudencia del cóndor Tu razón es la razón del arroyo Supiste crecer donde era justo Pediste consejo al viento norte Y la filuda piedra de la costa te enseñó el peligro Uniste a tus hermanos con tu fuego Que es el fuego de O'Higgins, de nosotros El fuego que se aprende diariamente En la enconada lucha por la vida Fragua Fragua tú nuestro destino Cuatro leños y cuatro llamaradas Corre araucano, la piedra es tu camino Cuatro fuegos y cuatro camaradas