Otros días vendrán, será entendido el silencio de plantas y planetas y cuantas cosas puras pasarán tendrán olor a luna los violines! El pan será tal vez como tú eres: tendrá tu voz tu condición de trigo, y hablarán otras cosas con tu voz: los caballos perdidos del otoño. Aunque no sea como está dispuesto el amor llenará grandes barricas como la antigua miel de los pastores, y tú en el polvo de mi corazón (en donde habrán inmensos almacenes) irás y volverás entre sandías. En medio de la tierra apartaré las esmeraldas para divisarte y tú estarás copiando las espigas con una pluma de agua mensajera. ¡Qué mundo! ¡Qué profundo perejil! ¡Qué nave navegando en la dulzura! ¡Y tú tal vez y yo tal vez topacio! Ya no habrá división en las campanas. Ya no habrá sino todo el aire libre, las manzanas llevadas por el viento, el suculento libro en la enramada, y allí donde respiran los claveles fundaremos un traje que resista la eternidad de un beso victorioso.