Repaso sus palabras una y otra vez. Mil interpretaciones y algo que no sé. Y esto no hay quien lo aguante, ni siquiera Atlas en su espalda, ni siquiera en señor Sansón. Si hay suerte esta semana llama antes que yo. Mis frases preparadas van al traste sólo en un instante. No hay manera ni de insinuarse. Doy gracias al encuentro por casualidad. Y finjo indiferencia, por si al rato caigo inconsciente, por si acaso cojo y me declaro. Y ya ni la paciencia juega a mi favor. Esto no hay quien lo aguante. Ni siquiera Atlas en su espalda, ni siquiera, ni siquiera… yo.