Tu que estás seguro de lo cierto inmerso en la realidad, que sin tener brazos abrazas, que sin tener ojos regalas lágrimas de cielo y lluvia con un gesto inmenso de piedad por la humanidad. Tu que estás guiando al rayo, al trueno, a un niño cuando va a nacer; que sin tener brazos abrazas, que detienes viento y tiempo. Tú que puedes decidir por mí qué es lo que seré, qué es lo que será. Los marineros van, la luna sale a vernos con un tímido "te quiero tanto". No sé lo que será de mí, qué es lo que será, quizás cuando el negro manto de la noche quiera ser nuestra eternidad, sabrás, sabrás guiarme entre las sombras de mi ayer. Sabrás, Sabrás llevarme donde viejo no seré entre cosas mágicas, entre noche cálidas donde yo me dormiré. Yo sé bien que en esta vida las promesas uno olvida, que juzgamos duramente al que sufre, al ausente. Te pido que me des la paz con tu voluntad. Tú que estas en sobre el bien, sobre el mal, que sabes dar calor, al sol, que cubres de grandeza al hombre usando el cielo y las estrellas. Tú que puedes decidir por mí qué es lo que seré.