Comenzó como un día normal y acabó en un gran error. Me olvidé primero de ti y después me olvidé de los dos. Quise tocarte y vi como se alzaba el Mondúber inmenso entre tú y yo. Tú te habías olvidado de ti y tal vez eso fue lo peor. Y ahora puedes marcharte, casi te oigo decir, da igual que llegues tarde porque nadie espera por ti. (Me sabe mal que te desangres pero límpialo todo antes de salir. Nadie tiene por qué ensuciarse, tu basura te pertenece sólo a ti.) Y tú, sólo tú eres el único culpable, el cielo presagia una auténtica debacle. Y ven, mi amor, ven, acompáñame al desastre, y ten, mi amor, ten, éste es el premio que ganaste. El silencio está ardiendo, nos asfixia el calor, no me pidas que te hable de lo que aún no he tratado con Dios. Y la noche nos alcanzó entre sangre reseca y sudor, y quisimos tratar de dormir un sueño que nunca llegó. Y mañana jamás se parece a ese mañana de ayer, y acabamos hundiéndonos el uno en el otro otra vez. Y qué voy a hacer contigo, y qué voy a hacer sin ti, no hay peor castigo que ese sin el que no sé vivir. Y es una vieja historia, la habrás oído ya, pero sigue ocurriendo y no, no son los demás. Y tú, sólo tú eres el único culpable, el cielo presagia una auténtica debacle. Y ven, mi amor, ven, acompáñame al desastre, y ten, mi amor, ten, éste es el premio que ganaste, y crack, mi amor, crack, vas a dejar de quejarte, y crees que puedes decidir irte o quedarte, y plas, miss, plas, plas, a puta no te gana nadie. Y ahora puedo marcharme, al fin puedo oírlo, da igual que llegue tarde porque nadie, nadie espera por mí.