¿De quien es el aire que inunda mi pecho? ¿Las voces que oigo a mi alrededor? Y pido permiso para tomar aliento que impulse las llamas de mi corazón. Cuando las calles mojadas mudan todo su calor y el aroma de la gente endurece su expresión. Mis manos tan sucias a los ojos del mundo perdieron el tacto de la realidad. Y apago mis ojos tan sólo un segundo por ver si hay más calma en la oscuridad. El orgullo de la gente va abrasándome la piel mi ciudad cambia de acera, hoy no me ha querido ver. Saldrá el sol calentando a todos menos a mí y me veo frente a una puerta que no puedo abrir. Saldrá el sol calentando a todos menos a mí y me siento extraño hasta en el lugar donde nací. Es la amante que regresa con el frio del invierno, la que olvida que en verano con otros se fue corriendo. Quien besaba con lujuria mis labios en otro tiempo, se cobija en la tormenta y con el sol me deja enfermo.