Vivo en la reserva y el tren pasa de largo aquí: donde el río hierve. No me da vergüenza, no, no, porque yo jamás la conocí, ni quiero hacerlo. Y ahora puedo ver más allá, los espíritus me van a ayudar porque sé que me voy a quedar aquí. Oh yeah, ya estás donde el río hierve... Unas botas negras y una chaqueta azul, el gordo camarero, el conductor del autobús y aquí estoy, de nuevo en la ciudad. En aquel viejo cacharro está sonando una canción, y ya no tengo ni un cigarro, que terrible decepción. Te esperaré, te esperaré sentado en la estación. Cae la lluvia al anochecer, las sombras me acompañan y me gustaría saber: Si después de la tormenta, cuando pase el huracán, voy a poder encontrarte, nena.