Aún es tiempo para decirte ahora que aún no duele la herida, que te quiero sin que me exijas ser el cerco de tu sombra que te sigue y te limita. No pretendas hacerme tuyo, que no sirvo para cautivo. Solamente sé de un camino para atarme a tu paisaje y es el que va haciendo el río. Quiéreme así y no esperes más que el recuerdo, mi pobre recuerdo y un ramo de viento. Aunque pienses que te utilizo, lo hago como respiro el aire, no sé como puedo explicarte que tu vida es sólo tuya y que yo no soy de nadie. Si supieras que entre tus brazos me encadeno apaciblemente y es entonces cuando se enciende la tristeza más terrible que es la urgencia de perderte.