Sólo el mar de tu oculta geografía, ese mar aún sembrado de misterios, lleva mi barco a buen naufragio. No conozco otro mar más que tu cuerpo, sólo tu cuerpo. Sólo el sol que tus noches impacienta, ese sol que se enciende en el encuentro, funde el abrazo hasta quemarlo. No conozco otro sol más que tu cuerpo, sólo tu cuerpo. Sólo el pan de tu tierna encarnadura, ese pan que me ofreces en tu lecho, sacia mi barro de hambriento diablo. No conozco otro pan más que tu cuerpo, sólo tu cuerpo