Confía en mí, nunca has soñado poder gritar y te enfureces, es horrible el miedo incontenible. Entonces, ven, dame un pedazo, no te conozco cuando dices qué felices, qué caras más tristes, qué caras más tristes. Ella sabe y presiente que algo ha cambiado, dónde estás, no te veo, es mejor, ya lo entiendo, ahora ya no me lamento, no sigo detrás, ¿para qué? Si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos. Nunca has soñado poder gritar y te enfureces, es horrible el miedo incontenible. Entonces, ven, dame un abrazo, no te conozco cuando dices qué felices, qué caras más tristes, qué caras más tristes ...