Erase una vez, un mariposa blanca Que era la reina de todas las mariposas del alba Se posaba en los jardines Entre las flores más bellas Y le susurraba historias al clavel y a la violeta Felíz la mariposilla, presumidilla y coqueta Parecía una flor de almendro Mecida por brisa fresca… Más llegó un coleccionista, mañana de primavera Y sobre un jazmín en flor Aprisionó a nuestra reina La clavó con alfileres, entre cartulinas negras Y la llevó a su museo de breves bellezas muertas Las mariposas del alba lloraban por la floresta Sobre un clavel se posó, una mariposa blanca Y el clavel se molestó Blanca la mariposa y rojo el clavel Rojo como los labios de quién yo se Rojo como los labios de quién yo se