Se encontraron dos miradas bajo el sol de la mañana y descubrieron un camino mágico, desconocido. Primavera indetenible, inocencia indescriptible, tiempo que el amor alcanza con la cadencia de su lanza. Compartieron el velero que les regaló febrero para un mar desconocido, fueron el rubor y el miedo compartiendo el aguacero del amor que había venido. Y estrenó La Habana otro vestido para recibir en el camino dos que se amaban en su lecho, le brotaron luces de su pelo cuando los amantes recorrieron bajo un farol el universo. -Háblame de un sol desconocido. -Te regalo el tiempo que he vivido. - Quédate amor aquí en mi pecho. Recorrieron cuatro inviernos compartieron tantos sueños que se abrazaron a la vida sin suponer la despedida. Primavera indetenible, inconsciencia indescriptible, tiempo que el amor alcanza con la certeza de su lanza. No esperaban la coartada del adiós que se acercaba a la puerta de su imperio, se ha perdido de febrero un corazón sin despedirse del amor y su aguacero. Y azotó a La Habana esa tristeza que tiñó de gris toda su estela, al litoral llegó el invierno, se apagaron luces y campanas derribó la muerte otra ventana llora un farol al universo. -Háblame de un sol desconocido. -Te regalo el tiempo que he vivido, -Quédate amor aquí en mi pecho.