Sólo queda un frio eterno en el alma Un perdón en el último segundo Suspiros retorcidos entre mi sabana Una última caricia a este mundo Mientras el silencio me sumerge entre el llanto Esta obscura eternidad me engulle en el llano El sabor de la muerte en mis labios Y el canto doloroso adentrándose en mi cráneo Cuando ella venga sólo dirá, duerme Tu cuerpo al hacerse daño estará en calma No temo a la muerte A lo que temo es; Al etéreo despertar de mi alma