Eres como un calendario, un tanto estrafalario, objeto de anticuario tallado en marfil. Esa cara de inocencia, aparente decencia, más bien truculencia, más bien desamor, tu mala conciencia que al fin se liberó. Hablas como un gran profeta hacia la meseta, con aires de líder decides sí o no, con aires de líder nunca pides perdón.