Un cementerio De sucio cristal, Llantos cruzados dejan Un triste mural. Manos heladas Que se despiden, Son como el mármol Que finge brillar... que finge brillar. La calma es un engaño clavada en el bozal, Y ni el grito más hundido tampoco se puede ahogar. Pocas veces Puedo mirar Más allá de mis ojos Y ver con claridad Que este delirio pesa. Y no es igual Sentirse prisionero De tu corazón... de tu corazón. La calma es un engaño clavada en el bozal, Y ni el grito más hundido tampoco se puede ahogar. Déjame soñar... déjame pensar... déjame soñar... Déjame pensar en algo, Que estos clavos ya no aguantan más. Déjame soñar tus labios Que no puedo acariciarte ya. Déjame pensar en algo, Que estos clavos ya no aguantan más. Déjame soñar tus labios Que no puedo acariciarte ya.