Yo vengo desde el Sur, desde la lluvia, desde la tierra-greda, del copihue, del trigal, generoso, de los pobres, del canto del zorzal, o del chirihue. Vengo desde la mesa de tablas de mi gente, me escapé de una humilde taza de café, de un trozo de pan, desde una rebanada de queso, fresca y agria, desde allí me escapé para cantar. Y he venido a cantar mi compromiso, desde el verde, profundo, de la selva, desde la histórica verdad, de tiempo limpio, que va cantando el río entre las piedras. Y traigo la palabra de los grillos, la del búho, del zorro, la del puma, la de los bueyes mansos, la del vino, la palabra del viento y de la luna. Yo me escapé de la guitarra endieciochada sin que se dieran cuenta las cantoras, para venir a cantarte mi tonada parida, con dolor, y en buena hora. Yo vengo desde el Sur, hermano mío, a hablar de la esperanza y otras cosas.