Cuando yo sea grande, la cantinela, aquella, siempre repitiendo, cuando yo sea grande. Cuando me seguían los "cauros" mayores, me acuerdo, cuando sorprendía llorando a mi madre, cuando me mandaban a buscar el agua y encontraba tan enorme y tan "pesao" el balde, la cantinela siempre repitiendo, cuando yo sea grande. Cuando me dolían los dientes hasta que me crujían y tenía que agachar el moño ante mi padre, cuando me colgaba del yugo p'a atar el "cauresto" y suspiraba: cuando yo sea grande. Cuando me dolían los ojos de contar las ovejas, de amarrar las gavillas pataleando en el aire, de romper, a mordiscos, mi alegría de niño y llorar, impotente, cuando yo sea grande. Y crecí; un día me dí cuenta que había "crecío", que había "caminao" muchas leguas y que era distinto al que había "salío". Entonces me dieron ganas de volver, de volver a abrazar a mi madre, de volver a amarrar las gavillas, pataleando en el aire, y quedarme, allí, dormido, cuando yo sea grande. Y volví, pero no había casa y el pozo me miraba con un ojo seco. El patrón les dijo que se "jueran", me dijeron, después me contaron que se "jueron". Cuando yo sea grande, la cantinela siempre, repitiendo, cuando yo sea grande. Entonces pelié, pelíe por mi pan, mi casa o lo que "juera", pelié por mi derecho a ser oido y a decir lo que yo creía que era. Me hice una fortaleza con las manos, después me busqué una compañera y se acabaron el látigo y los amos, cuando llenamos de hijos jóvenes la tierra. Cuando yo sea grande, la cantinela, aquella, siempre repitiendo, cuando yo sea grande. Qué lejos se quedó la niñez, esa, rota a mordiscos por el hambre, qué lejos se quedaron las ovejas y su desfile interminable, qué lejos la carreta y el camino y el mañanero regaño de mi padre y sin embargo, qué cerca están los hijos, hoy, diciendo, cuando yo sea grande. Como si uno se hubiera "equivocao" ¡carajo! cuando yo sea grande, como si uno se hubiera equivocao, cuando yo sea grande. Como si uno se hubiera "equivocao"; cuando yo sea grande.