Buenas noches caballeros, he regresado. Después de caminar, una vez más, por el mundo, he regresado. Traigo los ojos llenos de ver y la garganta, un poco cansada de tanto canto. He estrechado miles de manos y abrazado cuerpos, compartido panes, vinos, una gran ilusión y, por sobre todas las cosas, la gran esperanza de la Patria viva que late en cada corazón humano. Vengo lleno de barcos y canciones, de versos y canciones. Traigo la soledad de Inviernos tristes y la alegría de la Primavera, largamente anunciada. Vengo lleno de sombras y colores. De saludos y encargos. Pero, por sobre todas las cosas, vengo lleno de luces y de canto. Mi Patria me recibió con lluvia, con hojas de Otoño, amarillas y frágiles, colgando de los árboles. Me saludaron, no bien pisado el suelo patrio, las gotas, preciosas, de la lluvia. Yo sentí, una vez más, aquí en el pecho, la profunda emoción de otro regreso. Y me dije, seguro, para mis adentros, "Voy a juntarme, pronto, a cantar con mi pueblo". Quiero, entonces, que suenen hermosas, las guitarras. Quiero que el vino se derrame en los vasos. Quiero juntar la cordillera, con el cielo, y comenzar mi canto. Quiero que sean, esta noche, las estrellas las más puras y bellas que has mirado. Quiero sentirme tú, para saber que es cierto que me has esperado. Déjame ser cantor, por esta noche, y compartamos, juntos, el milagro. Me moría de ganas de llegar y ya he llegado. Me moría de ganas de cantar y estoy cantando. Me moría de ganas de sentirme Chileno pero Chileno en Chile y no cantor de paso. Quiero que suenen, hermosas, las guitarras. Que el vino, generoso, se derrame en los vasos. He llegado a mi Patria, a mi lugar, a cantarle a mi pueblo, donde están mis hermanos. He llegado, esta noche, a empezar otro canto. He llegado, esta noche, simplemente, a empezar otro canto. Nada puede impedir que así suceda y yo estoy parado, aquí, para probarlo.