El hombre ha inventado cosas desde tiempo inmemorial, siempre está inventando cosas, cuento de nunca acabar. Y cada cosa que inventa tanta importancia ha logrado, que casi sin darnos cuenta vamos siendo desplazados. Inventó la lavadora que da grandes soluciones, más cómoda la señora, más camisas sin botones. Sin embargo si ya viste como se ahorran las horas, verás como nos permite más tiempo con la señora. entonces, si hay dos razones la señora y la sonrisa, ¿Quién quiere que haya botones pegados en la camisa? Buenos inventos del hombre, todos los días el cuento, tal vez por eso ya nadie se asombra por un invento. Tenemos la licuadora, (por ejemplo) que muele, pica y destroza, lo que le metas adentro se convierte en otra cosa. Y tritura, y hace trizas, y convierte en picadillo los plátanos, los limones, los dedos de los chiquillos. Los papeles del arriendo, los cheques por travesura, al tipo de los impuestos y al tarro de la basura. Los inventos, de este siglo, son una necesidad, y nos traen, al espíritu, la paz y tranquilidad. ¿Qué me dice de la cama? Un invento original, ¿Qué haría usted sin la cama? ¿Me podría contestar? En la cama ocurre todo, desde morir a nacer, incluso antes del nacimiento la cama tiene que ver. Allí durmieron los padres (claro) los novios y algún abuelo que soñó, sin confesarlo, con la llegada de un nieto. Es buen invento la cama, la cama es un buen invento, gritemos, entonces, ¡Abajo! la cama porque es su lugar correcto. Y no se ría, mi amigo, porque estoy de consejero, la cama siempre debajo y encima los pasajeros. Eso lo aprendí, una noche, de la dueña de un hotel, que ¡vaya! sabe de camas y de otras cosas también. El mundo de los inventos es eterno e increíble, de modo que sigo el cuento abreviando lo posible. El paraguas, por ejemplo, algún señor lo inventó para sacarlo a la calle casi junto con el sol. Y se le toca la suerte de andar, con él, cuando llueve, debe subirse, usted, a un micro para que allí se le quede. Esa es la forma. mi amigo, esa es la forma correcta, hay que perder el paraguas porque p'tas que molesta. Gotea como allá afuera, no cabe en ninguna parte, y hasta el asunto, ese, del mango resulta desagradable. Ahora, si me permite, quisiera darle un consejo, no salga nunca a la calle con paraguas, cuando hay viento. El hombre, inventando cosas, como que se está pasando, una rubia, primorosa, puede ser un negro andando. Y no crea que exagero señora, con lo que he hablado, ya se inventó, con el s**o, un gran negocio, privado. Pero no hablemos de eso, para qué terminar mal, aunque si he de ser sincero sería más comercial. Inventaron la empanada, la con pino, me refiero, la publicidad pagada y allí aparece el dinero. Invento de los inventos, la plata, señor, la plata, con ella se acaba el cuento porque es ella la que manda. Se puede comprar la luna, se puede comprar el tiempo, se puede invertir fortunas y comprar nuevos inventos. Se han comprado las conciencias, se ha comprado tanta cosa, el hombre inventa que inventa y así se sufre y se goza. Yo también tengo mi invento, este que he contado hoy, la verdad, cuánto lo siento, paso a cobrar y me voy.