Si no está la guitarra, no estoy en la fiesta. Si no canta el Cantor, no estoy en la fiesta. Si no hay un vaso de vino, compartido, no estoy en la fiesta. Si no nos contamos cuentos alegres. Si no reímos. Si no bailamos al compás de la música, graciosa, no estoy en la fiesta. Pero si una voz, amiga, se levanta y aparece el Cantor. Si suena la guitarra y algún vaso de vino se pasea, entre manos de hombre. Si me río de un cuento y una mujer hermosa, bailando, levanta la pollera y el pañuelo. Si la dueña de casa atiende , a las visitas, cariñosa y se van, los que tienen que irse, por supuesto. Entonces, sí señor, estoy en la fiesta. Y puedo ser el guitarrero y el Cantor Y puedo ser el bailarín, compañero de la moza. Puedo extender la mano, cuando el vaso de vino y compartir contigo, como el dueño de casa, algunas horas. Si no está la guitarra, no estoy en la fiesta. Si no canta el Cantor, no estoy en la fiesta. Si no hay un vaso de vino, compartido, no estoy en la fiesta. Si no nos contamos cuentos alegres. Si no reímos. Si no bailamos al compás de la música, graciosa, no estoy en la fiesta. Cuando mi pueblo no toca la guitarra. Cuando mi pueblo no canta. Cuando mi pueblo no comparte un vaso de vino, de la tierra. Cuando mi pueblo no baila. Entonces, amigo forastero, no existe la fiesta.