Mi padre tenía la voz de mi hermano la frente tranquila, la piel en las manos venía de donde nace mi canción, de una moza pobre y un rico varón. Llevaba por apellido, el que quisieran ponerle, de la tierra campesino obrero de pueblo verde. Mi padre tenía, apenas, quince años p'a defenderse y una voz que mantener luchando para comer. Mi padre venía de donde la tierra florece en espigas y el cerro se quiebra. atado de manos, atado de pies, un día lejano, del campo se fue. A buscar en otro lado una vida placentera de burgués acomodado sin amarguras ni penas. Mi padre p'a defenderse tenía veinte años apenas y vivió, feliz, ya ves engordando a otro burgués. Recitado. Y se vinieron los hijos uno enfermo y otro sano, uno sucio y otro limpio, uno bueno y otro malo. ¿Qué culpa tuvo mi padre de quedar solo, olvidado, si había aprendido que todo con dinero era comprado? Canto. Mi padre tenía la voz de mi hermano la frente tranquila, la piel en las manos. La fiel compañera, que un día buscó, una tarde, enferma, también lo dejó. Nosotros, los que quedamos, sabemos a ciencia cierta, que el culpable no es el amo sino el que la bota acepta. Nosotros, los que quedamos, sabemos a ciencia cierta, que el color que no se ve no se pinta, para qué. Mi padre tenía la voz de mi hermano la culpa de todos los abandonados.