Ya es suficiente de sueños alquilados, De ser abejas sin tener colmena, De ser tiniebla y, por la luz ajena, Desparramar la miel, la fe y la siembra. Ya es suficiente de flores extranjeras Y de espejitos y luces de colores, De hilar el trigo y no tener la espiga, De hilar el pan, para comer las flores. Ya es suficiente de andar de viaje en viaje, Para pedir que todos nos perdonen, Y regresar, obreros de fulanos, Que nos esquilman y nunca dan razones. Hay que empezar a defender la casa, A cultivar, con fe, la tierra nuestra, A levantar la única bandera, Del Continente, con el grito afuera. Hay que empezar, pero juntando a todos, Hay que intentar la idea de una raza, Y rescatar la savia del origen, Hay que empezar a defender la casa. Somos la piel de América Latina, La nervadura de esta tierra nueva, Somos el Sur, el Sur, y es necesario Mostrarle un Norte, con sol, a los que llegan. A los que llegan. A los que llegan. A los que llegan.