Esta copla que hoy te canto me la entregó una mujer, en Antof*gasta Norte, por allá creo que fue. Y como la copla tiene vida y vigencia, señores, pienso que deben oírla, Ustedes y los cantores. Anoche te vi cantando igual que siento a mi sangre, te miré, calladamente, y te aplaudí como "diantre". Soy de las tantas mujeres que se pasan, en la vida, luchando cada minuto como una leona herida. Nunca he tenido vergüenza de plantarme ante un artista y decirle: ¡muchas gracias! por saber a quien cantarle. Hace falta, por aquí, una voz que brinque y salte, una que rompa el camino, destino de alguna parte. Anoche te vi, mi amigo, y casi calladamente se me salen por los ojos dos lágrimas, simplemente. ¿Quién soy? Soy una maestra, llena de amor y de rabia, amor por el crío dulce que va aprendiendo palabras. Yo sobrevivo, mi amigo, porque parto en las mañanas y digo: veré a Juanito con su carita tan pálida. Y miraré a la pequeña, de las manos asustadas, y a esa madre tan extraña, que más que madre es fantasma Yo sobrevivo, mi amigo, porque soy Maestra y Alma, con las rodillas bien firmes, la cabeza bien alzada. Cuando un muchacho se acerca para compartir mi charla, le digo: ¡canta a tu tierra! deja de oír payasadas. ¡ Ven a cantar con las quenas, con el bombo y las guitarras, y deja las tonterías p'a los gallos sin estacas! No soy Maestra que aguante una mentira en la cara, vivo rodeada de "cabros" entre garabato y danza. En mi casa de hembra sola soy padre madre y bien "haiga", "naide" me pega ni un grito y soy, así, respetada. Un par de lolas que tengo conocen cada "escapada" de esas que mando a la vida con rabia y con hartas ganas. "P' tas" que cuesta ser sola y presentar la batalla, pero del "viejo'e" mi "taita" aprendí lo que hace falta. ¿Posición frente a la vida? ¿El miedo? son casi nada, jugársela hasta el cogote, por una razón bien dada. De mi madre fui aprendiendo como presentan batalla las hembras que quedan solas en un hogar que desarman. De tener montón de cosas me fui quedando sin nada, apenas la cama vieja, apenas unas frazadas. Pero tengo un par de hijas que me refrescan el alma y endulzan, de vez en cuando, esta cara de hembra extraña. ¿Amores?, Sí, de vez en cuando, y ¡ cama afuera mi alma! yo tengo que seguir sola abriendo nuevas ventanas. De noche hago poemas, de día invento danzas y trabajo en bambalinas sin ganar ninguna plata. Pero es que soy La Maestra, La "Pacarisca" me llaman, la que el Sábado, en la noche, con treinta diablos que danzan, Voy sacando de mi tierra los sones de bombo y caja. Pequeñitas de seis años, de diez, doce, quince y hasta algún "guaina" de dieciocho va formando mi comparsa, esa que rompe la noche como la estrella más clara. Todo es duro, entre nosotros, Yo soy la "vieja" que manda, la que pega el "garabato" la que suaviza palabras. La que cuida sus chiquillos como si sus treinta caras fueran treinta pariciones que me costaron el alma. Anoche te vi cantando, sembrador de la esperanza, cuántas semillas echaste en tanto surco con lágrimas. Hasta la vuelta, mi amigo, seguro vendrás mañana aunque sea otra la voz, aunque sea otra la cara. Yo le diré a las gaviotas lo que han dicho tus palabras y verás qué lindo suenan tu canto y un par de alas. "A esta copla que he cantado le faltan algunos versos que me he dejado guardados por razones que yo entiendo".