Ese hombre que tú ves ahí que parece tan galante, tan atento y arrogante, lo conozco como a mí. Ese hombre que tú ves ahí que aparenta ser divino, tan afable y efusivo, sólo sabe hacer sufrir... Es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso enano rencoroso que no tiene corazón. Lleno de celos, sin razones ni motivos, como el viento, impetuoso, pocas veces cariñoso, inseguro de sí mismo, soportable como amigo, insufrible como amor. Ese hombre que tú ves ahí, que parece tan amable, dadivoso y agradable, lo conozco como a mí. Ese hombre que tú ves ahí, que parece tan seguro de pisar bien por el mundo, sólo sabe hacer sufrir.