Tu voz surgió en las sombras como un lejano reproche, tu voz que llora y me nombra mientras más aún se asombran los fantasmas de esta noche. Están mis ojos cerrados por el terror del silencio, mi corazón desgarrado porque no me he perdonado todo el mal que te causé. Más, muchísimo más, extrañan mis manos tus manos amantes... Más, muchísimo más, me aturdo al saberte tan cerca y tan distante... y mientras fumo forma el humo tu figura y en el aroma del tabaco, tu fragancia me conversa de distancias, de tu olvido y mi locura... Tú, que vives feliz, tal vez esta noche te acuerdes de mí. Parece un sueño de angustia del que despierto temblando, y están tiradas y mustias las violetas de esta angustia y mis ojos sollozando... Los pobres siguen cerrados por el terror del silencio; mi corazón desgarrado, porque no me he perdonado todo el mal que te causé.