Lo vi lucero... y lo pensé crecido... fue la llama feliz que nos llamaba se dio en la calle un paredón de olvido se dio en la noche un corazón de ochava. Soñaba, ayer, la espera del silbido, y ayer, no más pintaba de arrebol, con el grito total del alarido la soledad del último farol. Farol!... dolió la llama fraternal igual a la tristeza del alcohol... Señal en la querella de las esquinas y en la pena que adoquina tu dolor sin dejar huella... Tan alta la ciudad que nos dejó sin sol, que nos tapó la estrella del último farol. Doblo la esquina del amor dolido tras el salto mortal de la billarda. Yo esperé tanto la verdad que tarda, ni me di cuenta que ya estaba herido. Me dijo: Adiós... adiós... ya sin sonido, su corazón de luna y caracol... Por la calle sin fin que va al olvido se fue llorando el último farol...