Avanzando hacia un vértice del tiempo tus hijos aprendían la palabra: aquella que por siempre sentirían tan difícil, quimérica o lejana. recorrían sus sílabas radiantes y el sonido, reflejo de otro cielo, se extendía por trigos y maizales. Y así fue que algún día apareció como el vuelo de un ave pasajera y otro día perdieron las señales y anduvieron en vano tras su huella. Palabra libertad, la bienvenida, costosa libertad, tan esperada; ansiada libertad, la tan ausente. Libertad ¡cuántas veces traicionada! Porque nunca bastó con anhelarla y pensar su designio de voz limpia: el sendero que atrajo a caminantes muchas veces condujo a otra salida. Porque en su nombre algunos confundieron lo divino, lo humano y lo inhumano o invocaron a veces su presencia sembrando el sufrimiento y el espanto. Porque, tal vez, el lobo de este mundo es el hombre que al hombre acecharía es el hombre que el hombre cercaría es el hombre que al hombre cazaría es el hombre que al hombre mataría.