Ella sí que es morena con los ojos oscuros como el carbón y la luna nueva, pero igual ya la viste en la Puerta del Sol, en el tramo de calle que llega a Callao. Me despierta del sueño de los despistados la voz que me dice: "Ey, ey, moreno, ey, ey, moreno, ey, moreno sé bueno y por cinco duritos te doy un poema con un dibujito. Ayúdame moreno." Ella sí que es morena con los ojos que saltan y la piel brillante color canela. Ella sube la calle y la vuelve a bajar y te para, y te mira, y te vuelve a mirar, "por un niño moreno" y te vuelve a contar, y te cuenta, y te dice: "Ey, ey, moreno, ey, ey, moreno, ey, moreno sé bueno y por cinco duritos te doy un poema con un dibujito. Ayúdame moreno." Ella insiste, y te cuenta, y le dices que no, "por un niño moreno", y le dices que no, "no te vayas moreno", y le dices que no, y te cuenta, y te dice: "Ey, ey, moreno, ey, ey, moreno, ey, moreno sé bueno y por cinco duritos te doy un poema con un dibujito. Ayúdame moreno."