Recorriste firme el piélago del horizonte, Como un soldado emancipado. Atravesando las aguas que surcaron las cicatrices de tu alma. En alta mar quedaron sangre y sudor, a cambio de tiempos de olvido. El viento resquebrajó tu piél, con la ira de su aliento cáustico. Ojos de buey, fueron la fuga de tu ilusión. Ojos de buey, te vieron llorar. Ojos de buey, hoy te esperan. Esperando tu encuentro muere mi tiempo, el recuerdo es caricia tibia. Cuando las hordas siniestras retumben, en el ancora de tu sentir. Esa perla de la que hablabas, en tu destino perdido, en el mio, encontrada