Sediento despierta el muerto bajo el sol aguanta fiebre quebranta huesos el huracán pasó y todo lo dejó en blanco se disuelve su mente y vuelve a morir de sed. Por buscar, por placer, por creer por ser quien sabe qué o por querer librarse de la bestia abriendo la jaula. El engendro, engendró sobre sus propias reglas vive el hombre sin dios. Harto de soledad cae sin freno ensañado va hacia el centro del sucio espiral. Rastros en la piel de las horas oscuras dejan entrever paranoia y locura que brotan sobre las calles vomitó y la inmundicia te viste cuando el cuerpo duerme en sus ruinas. El engendro, engendró sobre sus propias reglas vive el hombre sin dios sobre sus propias reglas muere el hombre sin dios.