Poco a poco te han ido comiendo terreno y ya, cada vez, mandas menos incluso a pesar de que nunca mandaste nada. Y tu imagen se ha ido pudriendo a medida que toda la chusma se ha ido atreviendo a sacar a la luz lo que ya pensaban. Y te han hecho millones de viñetas. Hace tiempo que rondas la línea delgada y sutil que separa a los hombres ilustres y renombrados de los bufones. Empezó con un leve susurro al partirse el churro algún despistao y ahora mismo ya vamos camino del descojone: del descojone generalizado. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Y tu boina sagrada se la pasan por el forro. Ya no pintas nada. Te señalan, hacen corro. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Se están mofando de ti, Juan Carlos, de ti, Juan Carlos, de ti. Cuchichean las malas lenguas ociosas que tú haces cosas que no corresponden en modo alguno a una mente astuta. Y proclama esa gente bruta que es la vida viciosa y la más disoluta la única vida que tú disfrutas. Dicen que te vas de juerga. Hojeando los libros de historia he sido mirando por rostros bovinos de aspecto mongólico unidos a cuerpos grasos. Esta infame pretérita escoria fundió su talento escaso en dar un repaso a todo infeliz que cortara el paso. Pero, al menos, a ellos les hacían caso. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Y tu boina sagrada se la pasan por el forro. Ya no pintas nada. Te señalan, hacen corro. Se están mofando de ti, Juan Carlos, se están mofando de ti. Se están mofando de ti, Juan Carlos, de ti, Juan Carlos, de ti. Y ¿qué puedes hacer, Juan Carlos? ¡No pensarás decapitarlos! Ni tampoco puedes ahorcarlos. Ni siquiera puedes tocarlos. Yo que tú, Juan Carlos, optaría por dejarlo estar. Sufrirás igualmente en silencio tus hemorroides durante años.