Nota del autor: Brunanburgh. Son las palabras de un sajón que se ha batido en la victoria que los reyes de Wess** alcanzaron sobre una coalición de escoceses, daneses y britanos, comandados por Anlaf (Olaf) de Irlanda. En el poema hay ecos de la oda contemporánea que Tennyson tan admirablemente tradujo. Nadie a tu lado. Anoche maté a un hombre en la batalla. Era animoso y alto, de la clara estirpe de Anlaf. La espada entró en el pecho, un poco a la izquierda. Rodó por tierra y fue una cosa, una cosa del cuervo. En vano lo esperarás, mujer que no he visto. No lo traerán las naves que huyeron sobre el agua amarilla. En la hora del alba, tu mano desde el sueño lo buscará. Tu lecho está frío. Anoche maté a un hombre en Brunanburh.